Los guardias de asalto bajo el liderazgo de Muñoz Grandes
123
Las cargas y los detenidos se generalizaron por toda la ciudad, en
muchos de esos altercados se produjeron disparos hacia los policías,
siendo repelidos de igual manera. Como ilustración, un grupo que su-
bía desde Lavapiés a la calle Santa Isabel, cuando vieron aparecer a los
de Asalto, les hicieron frente disparando, produciéndose un tiroteo, al
término del cual se recogieron varios heridos, lamentando la muerte
de dos de ellos, además del fallecimiento de una mujer; que en el nú-
mero 50 de la mencionada calle Santa Isabel salió al balcón al escuchar
los disparos, probablemente para cerrarlo, siendo alcanzada por uno
de los proyectiles, impactando otro de ellos en la hija de esta, de 32
años, que acudió en su ayuda, resultando gravemente herida.
Sobre las diez de la mañana, los soldados y guardias de asalto propi-
ciaron la circulación de autobuses y tranvías, conducidos y custodiados
por ellos. Jornada en la que se vieron tiroteados en varias ocasiones,
una de ellas, desde un tejado de un edificio de la calle Alcalá. No ocu-
rrió lo mismo con el metro, que ante la falta de efectivos que pudieran
garantizar un mínimo funcionamiento con cierta seguridad para los
empleados, se tuvo que suspender durante todo el día.
Por la tarde, en la Puerta del Ángel, varios extremistas colocaron
hierros de grandes dimensiones en las vías del tranvía, en este caso
fue la Guardia Civil quien acudió a la intervención, produciéndose un
enfrentamiento, con disparos, resultando muerto uno de los huelguis-
tas. Poco después, nuevamente un altercado con la Guardia Civil en la
calle Bravo Murillo, produjo otro muerto entre los huelguistas.
Cayendo la noche, en la carretera del hospital militar de Caraban-
chel Bajo, actualmente calle del General Ricardos, se produjo un alter-
cado por impedir el paso del tranvía; una escuadra de Asalto acudió
al incidente, siendo recibidos con un apagón en la zona y disparos de
armas de fuego, debiendo utilizar su armamento reglamentario para
repelerlos. Solucionado esto, cuando regresaban a su cuartel, situado
en Mataderos, cayeron en una emboscada, recibiendo nuevamente fue-
go armado
… cruzándose entre unos y otros más de cien disparos.
29
Con
el estruendo de las detonaciones, salieron en su auxilio los compañeros
que estaban de retén en el acuartelamiento, dando una batida por los
alrededores, sin poder detener a ninguno, pero recogiendo un muerto
29
Heraldo de Madrid
, 10 de septiembre de 1934, p. 3.