Los guardias de asalto bajo el liderazgo de Muñoz Grandes
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A las ocho de la mañana, el ministro de la Gobernación difundió
la noticia de la huelga por la radio, además, se repartieron octavillas
informativas para extender la noticia de la huelga:
«Entre los obreros se repartió profusamente esta maña-
na la siguiente proclama escrita en ciclostyle:
¡Trabajadores madrileños! De Igual manera que el día 22
de abril supisteis expresar vuestra protesta contra la con-
centración fascista de El Escorial, esperamos que sabréis
hacerlo hoy contra la concentración —igualmente fascista—
que preparan los agrarios catalanes y castellanos. Todo es
uno y lo mismo; ofensiva contra la clase obrera, la única
que está dispuesta a impedir que el fascismo se adueñe del
Poder. Ni uno solo de los obreros madrileños debe acudir
hoy al trabajo, para demostrar al Gobierno y a sus aliados
que el fascismo tiene quien le haga frente. Las organizacio-
nes de todos los matices, unidas en esta acción común, os
invitan a la huelga general de veinticuatro horas, seguras
de que su invitación ha de ser atendida.
¡Viva la huelga general contra el fascismo! ¡Viva la unión
del proletariado!
Madrid, 8 de septiembre de 1934. —Los Partidos, Orga-
nizaciones y Juventudes proletarias de Madrid».
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A partir de ese momento comenzaron enfrentamientos aislados con-
tra las Fuerzas del Orden. El primero de ellos tuvo lugar en Tetuán
de la Victoria. Victoriano Barranco, Guardia de Seguridad, salió de su
domicilio en la calle Manuel Marchamalo número 6 sobre las siete de
la mañana, para dirigirse a la comisaría de Cuatro Caminos, sita en la
calle Juan de Olías, frente a la plaza de toros de Tetuán.
El guardia observó cómo varias personas increpaban y zarandeaban
a un conductor de un carro de limpiezas, por lo que acudió en su ayu-
da. La situación se violentó y decidió detener a dos de los implicados
y llevárselos a comisaría, momento en el que otro de ellos le disparó
a quemarropa y por la espalda, alcanzándole en la región dorsal me-
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Ahora
, 9 de septiembre de 1934, p. 28.