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Los guardias de asalto bajo el liderazgo de Muñoz Grandes

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taria de paisano y francos de servicio. Como licencia para portarlas,

servía como justificante su tarjeta de identidad policial. Publicado en

Orden del Mo. de la Gobernación a fecha 21 de julio de 1934, publicado

en la

Gaceta de Madrid

, n.º 205, p. 786, del 24 siguiente.

Siguiendo la cronología, una de esas continuas huelgas nos sirve

para entender algo mejor las vicisitudes por la que pasaron los Poli-

cías en aquellos momentos, la que tuvo lugar el 8 de septiembre del

año que nos ocupa. Ese sábado se celebró en Madrid una asamblea del

Instituto Agrícola Catalán de San Isidro, el lugar, la plaza de Antón

Martín, concretamente en el Monumental Cinema. Solicitaban que se

cumpliera la sentencia del Tribunal de Garantías Constitucionales so-

bre el cultivo y que volvieran al Gobierno de la Nación las competen-

cias referentes a orden público y administración de justicia, debido a

la situación tan anárquica que se vivía por entonces en Cataluña.

Estaban previstas y se llevaron a término las intervenciones de

Melquiades Álvarez como diputado en la Cortes del Partido Liberal

Demócrata, del también diputado por el Partido Agrario Español José

Martínez de Velasco y de José María Gil Robles, presidente de la CEDA,

todos ellos conservadores.

La tarde anterior, en la carretera de Aragón, entre el puente de las

Ventas y Canillas, comenzaron los disturbios con la llegada de agricul-

tores venidos desde Barcelona para asistir a la asamblea en vehículos

con los carteles: «Asamblea agricultores Barcelona en Madrid». Jóve-

nes comunistas lanzaron piedras contra los vehículos, llegando a rom-

per varios cristales, a la par que quemaron algunos de los mencionados

carteles, por lo que tuvo que intervenir la Guardia Civil del puesto de

Ventas, que viéndose desbordados solicitaron refuerzos a la Dirección

General de Seguridad, enviándoseles varios camiones de los de Asalto,

con el apoyo de guardias a caballo para sofocar la revuelta. Se detuvo

a tres de los «revoltosos».

Ya por la noche, en la Dirección General de Seguridad, se tuvieron

noticias del propósito de las organizaciones obreras, que no era otro

que el de

reventar

el acto mencionado y proclamar la huelga general

en Madrid y las ciudades que se le sumaran. Por ello se adoptaron ser-

vicios de vigilancia junto a otros especiales, encaminados a mantener

el orden público y garantizar el correcto funcionamiento de determi-