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CIENCIA

POLICIAL

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cos de las Compañías de Asalto una «Guía de urgencia», creada por el

farmacéutico valenciano D. A. Gámir. Se trataba de un folleto de 107

páginas. Pequeño y utilísimo resumen sobre diagnóstico de las afec-

ciones más frecuentes y, a su vez, recopilaba instrucciones sobre los

primeros auxilios. Estaba destinado a los médicos recién salidos de las

aulas, se podía llevar fácilmente en el bolsillo para consultarlo.

Se procedió a la filiación de todos los que salieron. Algunos obreros

fueron llevados a la casa de socorro del Hospicio, para ser atendidos

por

debilidad general y síntomas de intoxicación

, un obrero fue asistido

por contusiones leves en la nariz al tropezar con un madero buscando

la salida del pozo; y solo uno de ellos fue detenido, por desacato a la

autoridad y conducido a la comisaría.

Las huelgas estaban a la orden del día en aquella época, conflictos

entre obreros y patronos, y huelgas generales que fueron seguidas con

distinta intensidad. El nexo común en todos estos problemas lo consti-

tuían las Fuerzas del Orden, las encargadas, como en la actualidad, de

que la vida de las ciudades siguiera con cierta normalidad, protegiendo

los derechos, por un lado, de los huelguistas, y por otro, de aquellos

que no se querían adherir a tal situación, a la vez que bregaban con las

alteraciones del orden cuando la situación se volvía violenta, lo que era

bastante habitual.

Ese mismo mes de julio se dictó una orden, concediendo autoriza-

ción para que los individuos del cuerpo de Seguridad pudieran portar,

cuando vistieran de paisano y en horas francas de servicio, la pistola

reglamentaria que tenían asignada. Aunque ya era práctica habitual

entre los policías de la época, en ese momento se institucionalizó y

se permitió oficialmente. La resolución se basaba en la posibilidad

de que los Policías fueran reconocidos por

maleantes y extremistas

,

quienes aprovechaban que muchos de ellos debían vivir en barrios del

extrarradio de las ciudades, ya que el sueldo no les daba para más, «les

hacen objeto de agresiones, como lo comprueban los repetidos casos

en que dichos atentados se producen. Además, con esta licencia, se

pretendía mejorar la seguridad pública con el auxilio eficacísimo que

los mencionados individuos del Cuerpo de Seguridad podrían prestar a

los ciudadanos en todo momento, aun yendo de paisano, si fuesen pro-

vistos de su pistola reglamentaria». Por todo ello el Ministerio autorizó

a los miembros del cuerpo de Seguridad a portar su pistola reglamen-