Los guardias de asalto bajo el liderazgo de Muñoz Grandes
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La farsa se fue complicando y engrandeciendo, hasta el punto de
que no contentos con parar el tráfico rodado, también quisieron parar
el tranvía, colocando unas vigas de una obra cercana en las vías. El
revuelo y estruendo que se originó hizo creer a un grupo de guardias
de asalto que se trataba de un acto de rebelión, por lo que bajaron de
su camioneta y cargaron contra la muchedumbre. Debemos tener en
cuenta que a la vez que ocurrieron estos acontecimientos, los de Asal-
to debían emplearse a fondo por la huelga de la construcción que por
aquellos días tenía lugar en la capital, con los consiguientes enfrenta-
mientos entre obreros y fuerza pública, por lo que estaban en servicio
activo permanente.
Los jóvenes se parapetaron en el interior de la Facultad de Medi-
cina, comenzando su «defensa», consistente en arrojar piedras a los
guardias. Según alguna versión, se escucharon disparos, sin poder de-
terminar si llegaban de la Facultad o de la obra cercana, por un al-
tercado entre los obreros en huelga y algunos
esquiroles
. Lo cierto es
que los de Asalto sí utilizaron sus pistolas. La fotografía de la primera
página tanto del diario
Ahora
, como del
ABC
, del 25 de octubre, no de-
jan lugar a la duda. En ellas se observa a varios agentes a ambos lados
de la puerta principal empuñando sus armas cortas. En las páginas de
ABC
además se observan fotografías con las vigas delante del tranvía y
varios Guardias parapetados en él, guardias apuntando con su pistola
al interior de la Facultad y varios estudiantes señalando los impactos
en una columna.
Al lugar, acudieron el comisario general Lacalle y el teniente co-
ronel, jefe de las Fuerzas de Asalto Muñoz Grandes, quien mantuvo
una conversación con varios representantes de los estudiantes, estos
le transmitieron su rotunda protesta por la forma de actuar de los
Guardias. Muñoz Grandes les dio palabra de que podían abandonar
libremente la Facultad sin que fueran cacheados ni detenidos. Tam-
bién se entrevistó con el decano de la Facultad: Sánchez Covisa, quien
quedó conforme con la solución. La Fuerza Pública se retiró del lugar,
restableciéndose la normalidad.
El resultado pudo ser mucho peor, pero no hubo desgracias perso-
nales, solo impactos de bala en alguna pared, en las columnas de la
entrada, en el techo y un cristal roto. Además, el busto de Ramón y