La persuasión de las redes sociales
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permanentemente pendientes del teléfono móvil y de sus redes socia-
les, propiciando la comprobación compulsiva de las mismas, y gene-
rando esa conexión constante y perpetua, ansiedad en ellos, así como
la disminución de su bienestar psicológico (Blabst y Diefenbach, 2017).
En una serie de documentos filtrados de Facebook también se hace
referencia a esa presión que los usuarios sienten a responder a los
mensajes que les llegan a través de la red social, llegando a decir que
se trata de algo «generalizado» en esa red social (Wells et al., 2021).
Finalmente, es preciso mencionar los procesos de validación y com-
paración social que establecen las redes sociales. En primer lugar,
convierten en necesario para las personas obtener la validación de los
demás a través de estas plataformas, basándose en la necesidad que tie-
nen de ser aceptadas por su entorno, habiéndose encontrado importan-
tes correlaciones en cuanto al procesamiento cerebral del rechazo en
el mundo real o físico y en el virtual de las redes sociales, pero con una
gran diferencia: en el mundo real el rechazo suele estar sujeto a inter-
pretación por la propia persona, no siendo esto así en las redes sociales
donde el rechazo se mide directamente en el número de «Me gusta» o
de seguidores de una persona, y es visible, no únicamente para el indi-
viduo concreto, sino también para todos sus contactos en la plataforma.
Esto conlleva una mayor probabilidad de desarrollar problemas de au-
toestima que puedan desembocar en una depresión. Por otra parte, con
respecto a la comparación social que emerge en las redes sociales, la
misma se basa en algo innato a los seres humanos, que es la tendencia
a compararse con personas a las que uno considera superiores. Esto se
ha visto exacerbado por las redes sociales, en las cuales los individuos
muestran su mejor cara empleando filtros en las imágenes que elimi-
nan sus imperfecciones, creando imágenes de sí mismos inexistentes,
pero con las que los demás usuarios se comparan y tratan de alcanzar,
en la vida real, algo imposible por el simple hecho de que esas imáge-
nes están retocadas y no son, por tanto, reales (Firth
et al.,
2019). Entre
las filtraciones de Facebook está un estudio llevado a cabo en Instagram
en el cual se determinó que entre los usuarios adolescentes el 66 % de
las mujeres y el 40 % de los hombres experimentan una comparación
social negativa al utilizar la red social. Además, en estos documentos,
la red social reconoce que la comparación social que tiene lugar en sus
plataformas puede llevar a sus usuarios a «una espiral emocional ne-
gativa cuyas consecuencias pueden ser severas», incluyendo «trastor-
no alimenticio, trastorno dismórfico corporal, insatisfacción corporal,
depresión y soledad» (The Wall Street Journal, 2021b).