Los guardias de asalto bajo el liderazgo de Muñoz Grandes
131
Al local acudieron con abundante armamento y munición. Para
preservar el lugar, en las zonas adyacentes dispusieron una serie de
rondas, por parejas, así como personal vigilando desde viviendas cer-
canas, todo ello
organizado por escuadras
, para conseguir una mejor
protección de los conjurados.
La Dirección General de Seguridad se encontraba al tanto de todas
estas conspiraciones, por lo que estaban desplegados por la ciudad los
guardias de asalto, con armas largas y dando protección a los centros
neurálgicos. Guardia Civil y el resto del cuerpo de Seguridad, así como
el de Vigilancia, también estaban en alerta. Estos últimos, apoyados
por los de Asalto, cacheaban a los pocos transeúntes de la tarde-noche.
La ciudad estaba prácticamente tomada por las Fuerzas y Cuerpos de
Seguridad.
Se dispuso que a Prosperidad acudiera un camión con guardias de
asalto al mando de un capitán, estos fueron recibidos a tiros. Saltan-
do del camión con premura, los guardias repelieron la agresión con
sus armas, tuvieron que solicitar refuerzos, llegando dos camionetas
más de Guardias de Asalto, entablándose un tiroteo que duró más de
media hora, tras el cual se consiguió dominar a los revolucionarios.
Como triste resultado, la muerte del guardia de seguridad Tomás Cas-
cos Alonso y uno de los paisanos que se encontraba en el Círculo, Ángel
San Juan. Tres Guardias más resultaron heridos, uno de ellos de gra-
vedad. Otro de los rebeldes sufrió lesiones que curaron en seis días, se
trató de Benjamín Robledo. En el sumario no se pudo precisar quiénes
hicieron los disparos que ocasionaron las heridas reseñadas, por lo que
no se enjuició a nadie por ello. Una ocasión más, en la que un policía
da su vida por el servicio a la comunidad.
Finalizado el tiroteo se procedió al registro del mencionado centro
en el que apareció un verdadero arsenal, compuesto por: 4 rifles ame-
tralladoras, 11 pistolas ametralladoras «Royal», con culatín; un hacha,
un cuchillo, 168 peines de máuser, del calibre 7,63; 23 cargadores de
fusil ametralladora, de 40 cápsulas cada uno; ocho cajas de balas del
calibre 9, para pistola «Parabellum»; un peine de fusil máuser, un car-
gador de pistola, cuatro cápsulas para revólver de reglamento, 718 cáp-
sulas del calibre nueve largo, una cartuchera de cuero, con correaje y
con 178 cápsulas del mismo calibre, y 26 bombas cilíndricas. También
se localizaron gran cantidad de armas y municiones en un vehículo