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Los guardias de asalto bajo el liderazgo de Muñoz Grandes

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La respuesta de Galarza a una de las preguntas en ese artículo re-

sulta esclarecedora, para demostrar que Muñoz Grandes no estuvo al

frente de los de Asalto desde su inicio, como dejaremos claro a lo largo

del trabajo: «¿bajo las órdenes de quién actúan? A mis órdenes direc-

tas y seguidamente a las del teniente coronel Panguas. Serán manda-

dos también por un capitán y dos tenientes. […]».

El primer nombre oficial que se les otorgó fue el de secciones de

Vanguardia (Asalto), desde su inicio los medios y la sociedad se en-

cargaron de los demás apodos, como: «los Galarzas», en alusión al

director general de Seguridad que los creó Ángel Galarza y Gago; «el

Flit», en Andalucía les llamaban así, porque

atontan pero no matan,

en

referencia a un conocido insecticida de la época. Aparte de estos alias,

durante su existencia se les conocía indistintamente por: sección de

Asalto, guardias de Asalto (Vanguardia), Grupo de Asalto del Cuerpo

de Seguridad, compañías de Asalto, guardias de Asalto y Seguridad, los

de Asalto, Fuerzas de Asalto.

Sabemos, por un espléndido reportaje de la periodista Josefina Ca-

rabias en la revista Estampa, a los que dedicaba la portada –con una

fotografía en la que se veía a la misma profesional entre dos guardias

de asalto de una elevada estatura y uno de ellos con el uniforme nor-

mal y otro con trinchas y casco–, cómo era la dinámica diaria de los de

Asalto. Realizaban ejercicios en la Casa de Campo, donde las mañanas

que no les tocaba prestar servicios activos en la ciudad o trasladarse a

otra localidad en apoyo de los compañeros, procedían a ejercitarse en

el manejo de las dotaciones personales y en el desenvolvimiento de los

distintos modelos de despliegue, para hacer frente a los insurrectos.

También había tiempo para la instrucción teórica, sentados bajo unos

árboles recibían las conferencias que cada día impartía un oficial dife-

rente sobre diversos temas relacionados con su profesión.

En el acuartelamiento de Carabanchel

9

, se encontraban los

sin ves-

tir

, los recién ingresados, que todavía no habían empezado a prestar

servicio y ni siquiera disponían de uniforme. Aprovechaban para me-

jorar su estado físico, con entrenamientos de todo tipo, desde boxeo

y defensa personal, hasta carrera a paso ligero, que amenizaban con

canciones populares y acomodaban a la cadencia del paso.

9 Antiguo y posterior Colegio de Huérfanos.