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CIENCIA

POLICIAL

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ban de vuelta de una noche

entretenida

. Por el lugar acertó a pasar un

individuo que también estaba terminando la noche, y que según los

que le denunciaron, sin mediar palabra comenzó a dirigir comentarios

soeces y ofensivos a una de las mujeres del grupo. Los acompañantes

contestaron airadamente, con la consiguiente e inevitable reyerta. El

individuo, lejos de amilanarse y rectificar, continuó más violentamente

contra quienes le increpaban, uniéndose al grupo anterior, unos ami-

gos que pasaban por el lugar. Ante el cariz que tomaban los aconteci-

mientos y viéndose solo, se identificó como cabo de Asalto, lo que, lejos

de calmar los ánimos, les excitó aún más.

El grupo, no obstante, decidió dejar las cosas como estaban ante

el temor de que el de Asalto pudiera llegar a tener un arma, como así

ocurrió, y se introdujeron en una churrería cercana. Entonces, el guar-

dia entró bruscamente en el establecimiento, empuñando su pistola

reglamentaria e intimidando a los concurrentes, quienes se alteraron

mucho más y comenzaron a lanzarle

una lluvia de vasos

, ante lo que el

de Asalto optó por salir corriendo.

Con tanto revuelo, los serenos de la zona acudieron al lugar y co-

menzaron la persecución del policía, quien, al verse hostigado, realizó

varios disparos contra los serenos, continuando su huida hasta llegar

a la calle San Sebastián, uniéndose allí a la persecución el sereno del

barrio Benigno Pérez Fuentes. Acorralado el guardia y refugiado detrás

de un farol, volvió a realizar varios disparos, de tal suerte que uno de

ellos alcanzó al sereno Benigno, ocasionándole una herida de carácter

grave. Los demás vigilantes persiguieron a Ramón Díaz Rubio, que así

se llamaba el de Asalto, perteneciente a la Cuarta Compañía, hasta

capturarle en la calle del León.

El sereno herido fue conducido a la Casa de Socorro, donde se le

apreció una herida en la rodilla derecha con trayectoria de abajo a

arriba, con lo que su estado fue calificado de grave, aun así pudo, tras

la primera cura, prestar declaración ante el juez de guardia, que le

correspondía al número 11 del que era titular Felipe Arin, con el oficial

habilitado Faustino San Martín, por prescripción facultativa fue trasla-

dado al Hospital Provincial. El cabo de Asalto fue puesto a disposición

de la autoridad, siendo enviado inmediatamente al juzgado de guardia.