El rumor en la Policía Nacional
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das acaparándolas finalmente como vulgarmente se dice «ha entrado
como un elefante en una cacharrería», ha llegado para quedarse, una
toxina con fácil capacidad para expandirse, como detonación en for-
ma de desinformación, bulo o fake new; y tiene la firme intención de
originar o modificar corrientes de opinión logrando la manipulación
última de voluntades, polarizándolas y, en su caso, enfrentándolas.
Esclarecedoras las palabras del profesor de la Universidad de Stan-
ford, D. Jayanta, quien abre la puerta a otras formas de combatir este
virus (se podría usar como símil en otros aspectos) según dice, con
la razón sin pánico, protegiendo lo que hay que proteger, sin excesos
donde no hace falta, porque de otro modo el daño económico y social
ocasionará mayores desgracias de las que se pretenden proteger. Tam-
bién, su mención a la existencia de diferentes estudios desconocidos
en los medios de comunicación nos permiten dudar sobre si el perio-
dismo de investigación y las noticias que hoy día se publican son inde-
pendientes y procedentes de un ámbito aséptico sin censura o tan solo
se sigue la corriente informativa marcada por algún interés, el que
sea. Sin dudas, esta cuestión y los peligros que conllevaría la pérdida
de la imparcialidad asustan y no es un tema a tratar de modo profun-
do en este estudio. En lo que respecta al resquicio de dudas que fo-
menta, es preocupante pues ampara las elucubraciones de individuos
que acceden a diferentes formatos y contenidos de una misma noticia.
Sin lugar a dudas, hoy urge actuar. Y el actual reto es enseñar y
educar para discernir claramente los diferentes conceptos, generar
automatismos que obliguen de modo natural al individuo a generar
sus propias opiniones en un nuevo y seguro contexto en el que la in-
formación como tal, libre de aditivos, le llegue ausente de manipula-
ciones o no entremezclada con opiniones arduamente situadas para
la orientación de la actitud o la modificación de ideas y conceptos. Es
preciso educar para provocar en el individuo la búsqueda de la infor-
mación pura y auténtica, hacerle ver y comprender que el lugar ade-
cuado para ello no son los foros, chats o programas televisivos (en los
cuales, en ocasiones, la información veraz se difumina con el objetivo
principal de modificar la noticia mediante opiniones o interpretacio-
nes sesgadas y directivas de contertulios en programas de televisión
o radio, con los que colaboran o asisten en esa función de distorsión
informativa por la que cobran y les contratan) o en opiniones, pági-