CIENCIA
POLICIAL
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Estrategias de evaluación de la exactitud y credibilidad
del testimonio
Para poder determinar si un testimonio es falso, en primer
lugar, hay que definir qué se entiende por mentira. La Real Academia
Española define la mentira como la expresión o manifestación contra-
ria de lo que se sabe, se cree o se piensa.
Coleman y Kay (1981) señalan tres elementos definitorios de una
mentira:
– La creencia del emisor en la falsedad de la afirmación.
– La intención de mentir.
– La falsedad objetiva de la información transmitida.
A partir de estos tres elementos, podremos observar que puede ha-
ber manifestaciones que no sean verdaderas, pero que falte cualquiera
de estos tres elementos, es decir, que el sujeto no dé una información
veraz; pero, porque realmente no es conocedor de su error y la declara
como auténtica. Puede suceder también que alguien facilite una infor-
mación que no se corresponde con la realidad, aunque sin intenciona-
lidad de mentir, por lo tanto, no se podría decir que está mintiendo,
sino que está facilitando una información errónea.
Para poder afirmar que una información transmitida es mentira, es
necesario que el propio comunicador la crea falsa.
La mentira entre seres humanos es tan antigua como el inicio de
la comunicación entre los mismos. La mentira existe porque puede
aportar recompensas sociales, para mejorar el concepto que los demás
tengan de nosotros, para evitar castigos, etc.
Desde el punto de vista policial, la mayoría de las veces que una
persona miente en su declaración es para tratar de evadirse de una
acción legal, que conlleva una serie de perjuicios penales o adminis-
trativos; aunque, esto no siempre es así y hay que tener en cuenta que