El trauma en la trata de seres humanos.
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Introducción
La trata de seres humanos es un fenómeno delincuencial que
ha encontrado cabida en España atravesando fronteras. Se nutre de la
necesidad de la supervivencia y de un engaño habitual con el que los
tratantes logran lucrarse sin atender a todo lo que van dejando detrás
de ellos.
Las víctimas de este delito viven el horror del trauma y sus efec-
tos, que las aprisionan en su periplo y las esclavizan a la repetición
de esta experiencia. Son víctimas continuadas, incluso después de su
liberación, porque los recuerdos de la tragedia reaparecen, tal es la
naturaleza de soportar la explotación reiterada.
Los sujetos crónicamente traumatizados se sienten bloqueados por
un dilema donde la falta de integración y de habilidades para afron-
tar sus experiencias traumáticas los inmoviliza, sin solución ni salida
(Van Der Hart
et al.,
2008). En el caso de la trata, deben continuar
sobreviviendo bajo la sombra de sus captores, del yugo y el abuso de
sus tratantes.
La opción más accesible que tienen a su disposición consiste en
intentar evitar sus recuerdos traumáticos, que creen dejar atrapados
en su pasado, pero esta acción no permite resolver su presente. Los
terribles pensamientos asociados al trauma angustian a las víctimas,
quienes se abandonan exhaustas, agotados sus recursos emocionales
y físicos.
En este estado, la persona permanece en un tiempo presente que
a la vez se mezcla sin remedio con el pasado, dada la incapacidad
para restablecer una sensación de seguridad ahora
que permanezca
sin estar alerta ante las señales que percibe como dañinas. Casi todo
el entorno, prácticamente todo el tiempo, se presenta como instigador
de un posible desencadenante de desgracias. Ante tal imposibilidad de
resolución, la víctima suele encontrarse disociada.
El término disociación hace referencia a un mecanismo psicológico
por el que la persona desconecta de la realidad, generalmente debido
a una situación que sobrepasa los límites de afrontamiento y recursos