El trauma en la trata de seres humanos.
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ladadas de un Estado a otro de forma ilícita, para después ser forzadas
a soportar situaciones de explotación, convirtiéndose así en víctimas
de este delito.
La trata de personas toma forma como situación de abuso sobre un
colectivo de víctimas que pertenecen a culturas de diferentes países,
pues se trata de un fenómeno transnacional. Muchas de las personas
que han vivido esta terrible excepción quedan encadenadas a un acon-
tecimiento traumático caracterizado por la crueldad física y psicológica.
El sufrimiento que padecen posee un recorrido en su línea vital
que atraviesa momentos específicos, como sería la propia ejecución
de la explotación sexual, e inespecíficos, tales como el trayecto plaga-
do de incertidumbre que debe transitar la víctima antes de ejercer la
prostitución forzada. Una travesía donde además se incluye el viraje
psicológico de una cultura a otra, en muchos casos diferente y opuesta,
difícilmente comprensible en un plazo de tiempo en el que no es facti-
ble proceso de adaptación alguno.
La persona sobrevive coexistiendo con la invasión de su angustia,
padeciendo la indeterminación que produce la tortura global a la que
se ve sometida, reiterada e implacable, siendo la consecuencia de su
rendición confirmar su condición de víctima.
Los lesionados por esta situación sufren la descomposición de su
identidad, probablemente resultado de un trastorno por estrés pos-
traumático complejo (Herman, 1992). Esta noción explica otros sínto-
mas persistentes, más complicados que los que aparecen en el TEPT,
comúnmente relacionados con agentes estresantes interpersonales que
actúan de manera prolongada, produciendo de esta forma cambios du-
raderos en la personalidad.
Estas modificaciones se caracterizan por una amplia gama de per-
turbaciones tales como las alteraciones en la regulación afectiva, la
moderación de impulsos, la autopercepción, las sensaciones corpora-
les, las relaciones sociales o en los sistemas de valores personales (Van
Der Hart
et al.,
2005).
El proceso del trauma implica esencialmente una cierta división
disociativa de la personalidad. Los recuerdos traumáticos difieren de
los simples estados de ánimo o de otro tipo de memorias e implican un