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Delitos de odio: análisis sobre la alta tasa de infradenuncia

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a dependencias policiales, aunque no se descartan otras posibles causas

como por ejemplo su mayor estado de vulnerabilidad, una mayor con-

cienciación y conocimiento sobre cómo denunciar los delitos de odio o

debido a las diferencias en las tipologías delictivas que sufren.

Por otro lado, del hecho de estar cursando estudios suele estar bas-

tante correlacionado con la edad y, aunque no es significativo, se ob-

serva un claro patrón en relación con esta variable. Concretamente, las

víctimas de menor edad denunciaron menos los hechos que sufrieron.

De hecho, los participantes con edades comprendidas entre los 18 y 25

años denunciaron solo un 2,9 % de los casos. Este resultado es simi-

lar al que encontraron Pezzella et al (2019), estos autores vieron que

las víctimas de edades comprendidas entre 12 y 34 años denunciaron

menos que personas más mayores. Por el contrario, Harlow (2005) en-

contró en las estadísticas criminales de Estados Unidos que los jóvenes

denunciaron más que personas de mayor edad. Una posible explicación

podría deberse a la menor de tasa de confianza en la Policía por parte

de los jóvenes (Hurst y Frank, 2000; Wu y Sun, 2009). Por otro lado,

según los resultados de la encuesta cuando el agresor fue un compañe-

ro de clase las víctimas no denunciaron en ninguna ocasión. El acoso

escolar,

bulling

en inglés, es un fenómeno que desgraciadamente está

muy extendido y puede ser precursor de delitos de odio. De hecho, los

jóvenes en muchas ocasiones no acuden a interponer denuncia cuando

sufren conductas delictivas en el colegio, instituto o en la universidad

(Olweus, 1993; Smith 2001) y esta puede una de las causas por la que se

han encontrado inferiores tasas de denuncia en jóvenes. Y aunque pare-

ce que los jóvenes incrementan su tasa de denuncia cuando la agresión

es sostenida en el tiempo (Unnever y Cornell, 2004), en ese momento

puede ser tarde y el daño a la víctima enorme, siempre y cuando no aca-

be en un desenlace fatal. Se ha demostrado que las políticas anti acoso

pueden ser útiles para disminuir este fenómeno social (Nikolau, 2017),

por lo que sería interesante seguir apostando por acciones dirigidas

contra este colectivo como el «Plan director para la convivencia y mejo-

ra de la seguridad en los centros educativos y sus entornos», impulsado

por el Ministerio de Interior e implementado por la Policía Nacional

entre otros, así como desarrollar nuevas iniciativas para disminuir aún

más los sucesos discriminatorios e intolerantes que sufren los jóvenes

ya que como se ha visto interponen menos denuncia que las personas

más mayores, por lo que es muy probable que el volumen real de de-

nuncias de este grupo sea comparativamente mayor que el de otros.