CIENCIA
POLICIAL
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Zakir Musa decía que su guerra era contra el Ejército indio, la Po-
licía murtadd (apóstata) de Cachemira, el Gobierno de la India, sus
oficiales, su estructura política y todos esos individuos que colaboran
con los Kuffar (no creyentes) que intentaban dañar esta yihad.
Proporcionó una breve historia de la yihad en Cachemira, afirman-
do que los «muhajireen» (emigrantes) mantuvieron viva la llama de
la yihad con su sangre, a pesar de la persistente presión de las fuerzas
indias. Pero, en 2001, la situación cambió, según Musa, cuando Afga-
nistán fue atacado por los ocupantes y el Gobierno paquistaní apuñaló
por la espalda a los yihadistas. Los mismos muyahidines que lucharon
en Cachemira fueron declarados terroristas, mientras que los campos
de entrenamiento fueron cerrados y muchos hermanos fueron asesi-
nados o encarcelados.
Musa hace hincapié en que, si bien su organización no se dirige con-
tra los paquistaníes, sí se opone a los «esclavos de Estados Unidos» en
el Ejército y el Gobierno paquistaníes que supuestamente han traicio-
nado a los musulmanes y a los muyahidines que luchan en Cachemira.
Musa añade que él y sus hombres aman a todos los musulmanes que
buscan unir a Afganistán, Pakistán, India y el Subcontinente entero
bajo la bandera del Islam y el monoteísmo. Con este propósito se creó
Ansar Ghazwat-ul-Hind, libre de grilletes del Gobierno paquistaní y de
los «adoradores de las vacas indias».
Imagen 4. Carátula del mensaje de audio de Zakir Musa, de 31 de agosto de 2017.