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El rumor en la Policía Nacional

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los y desinformación sitúan la atención del ciudadano receptor como

mero objeto de comercio económico, manipulable e ignorante del pro-

ceso psicológico al que le someten subliminalmente, convirtiéndolo en

reo de los intereses del medio que difunde lo opinado, el bulo o la des-

información como única interpretación posible del suceso o situación

que transmite o pretende transmitir. Y claro que debe de haber opinión

en los medios y debates de opinión también, pero debe el ciudadano

tener la educación suficiente para reconocerlo, para delimitar que las

versiones u opiniones que se enfrentan están representadas por igual

y saber si se encuentra ante un paripé o monólogo ideológico. Se debe

enseñar al consumidor de noticias y programas que las opiniones son

meras interpretaciones personales cuya exactitud depende no solo del

conocimiento y cultura del que la transmite sino que en la mayoría de

ocasiones ondea el interés de quien interpreta o la adapta a sus con-

veniencias; otras, también, solo son muy interesantes e ilustradoras.

Sin duda, la actuación de las FF y CC de Seguridad de la Policía Na-

cional se hace imprescindible en gran parte de esta tarea. Como expu-

simos, es su deber combatir la manipulación de la verdad, la mentira y

todas aquellas publicaciones que repercuten perjudicialmente, de una u

otra forma, en la seguridad ciudadana, en el orden público o en la paz

social. También aquellas de contenido ofensivo hacía individuos o colec-

tivos sociales minoritarios y/o concretos o que, gratuita y claramente,

incorporan y presentan indicadores polarizadores del odio hacia ellos.

Para terminar, exponer que estas difusiones de bulos, desinforma-

ción, etc. está adquiriendo dimensiones estratosféricas fácilmente in-

sertables en el tejido social, buscando la modificación de voluntades,

generando ignominia, polarizando opiniones que originan bandos y

odio. Esto supone un peligroso instrumento que pone en riesgo las

habituales y acertadas formas de aprendizaje y transmisión de va-

lores de la sociedad. La identidad y las intenciones o actuaciones de

quién posea el control o influencia sobre esta maquinaria manipula-

dora son el verdadero problema, pues podrá ocasionar graves disfun-

ciones en las actuales sociedades.

Y en cuanto a los poderes políticos, como colofón, decir que no todo

vale, no se puede hacer uso de unas herramientas tan perjudiciales

en su beneficio por el mero hecho de disfrutar o tener a su alcance

dicho control o los medios para dirigirlo u obtenerlo.